Agencias.- Viajar en el mismo vuelo que el presidente Andrés Manuel López Obrador se ha vuelto un martirio para una azafata, quien le confesó a la agencia de noticias AFP su mala experiencia.
Y es que AMLO prometió desde campaña que no utilizaría el avión presidencial que usó Enrique Peña Nieto, por lo que vendería la aeronave y utilizaría vuelos comerciales para trasladarse por México, promesa que ha cumplido.
“Es horrible que venga en mi vuelo. La gente no hace caso de las indicaciones, se para de sus asientos, incluso en turbulencias, y la prensa no entiende que sus cámaras se pueden convertir en proyectiles en caso de que el avión sufra un imprevisto. Espero que nunca viaje con mi familia”, comentó la azafata Alejandra Martínez, quien formó parte de la tripulación del vuelo en el que AMLO se trasladó de la Ciudad de México a Culiacán, Sinaloa, el pasado viernes.
Los viajes de López Obrador en vuelos comerciales son una pesadilla para policías y azafatas
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— AFPMexico (@AFPMexico) February 19, 2019
AFP también entrevistó a un policía federal que labora en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), quien confesó que se la pasa mal cuando decenas de personas se lanzan hacia el presidente López Obrador.
“Cuando tiene que atravesar todo el aeropuerto para abordar es lo peor… la gente se le abalanza. Si un día alguien quiere hacerle algo no podremos impedirlo porque no le gusta que lo custodiemos. Ya no puedo andar así. Tiene que usar la sala VIP”, concluyó el policía quien prefirió guardar su anonimato.
Pero no todas fueron malas experiencias. AFP también pudo hablar con Carmen Díaz, un ama de casa de 52 años que viajaba a Sinaloa para una fiesta este viernes; la mujer contó la buena impresión que tuvo de volar con el presidente de México.
“Nunca me lo hubiera esperado. Yo en una ocasión pensé que esto [de viajar en el mismo vuelo] iba a ser inseguro para todos los pasajeros pero (…) al contrario porque vigilan más el vuelo”, comentó feliz.
“Vea a la gente cómo se amontona, lo rodean, la misma gente lo cuida”, opinó Guillermo Von Boster, un capitán mercante de 68 años.