Pasamos, día a día, momento a momento, en ocasiones muy intensamente, pero siempre con la mentalidad de salir adelante durante estos dos años de pandemia.
Se tomaron decisiones fuertes, contundentes, algunos dirían radicales, pero haciendo un corte de caja, fueron buenas y hemos salido adelante.
Cuando se inició la pandemia, se hicieron escuchar muchas voces, algunas como la de Zizek, Byung-Chul Han, Noam Chomsky, de los más conocidos, vamos, en dos años he leído muchos libros, (algunos títulos sobre la pandemia), decenas de artículos y montón de notas sobre la Covid-19 y claro, muchas contradicciones.
Se dijo que algunos países actuaron bien, pero luego supimos que proporcionalmente, de acuerdo con el número de habitantes, eran los que más muertos acumulaban, otros, amontonaron muertos en las calles, otros colapsaron los sistemas de salud. Lo real, en México nunca colapsó el sistema de salud. Aunque si hubo tropezones.
Nunca se dieron en estos dos años, los millones de muertos en África y paradójicamente, en donde se dice que inició, en China, con más de 1,400 millones de habitantes, han tenido pocos muertos.
No llegó la inmunidad de rebaño, no llegó la consciencia de los cuidados de los ciudadanos. En el camino, muchos con cuidados extremos se enfermaron y murieron, otros, sin ningún cuidado siguen vivos. Hay quienes nunca se cuidaron y ya han muerto. Vamos, se rompieron todas las predicciones. De una vacuna para inmunizarnos, hay lugares que ya van a iniciar con la cuarta.
Ya pronto nos despediremos de los cubrebocas, de la sana distancia, de los cuidados y aunque muchos nunca han parado las fiestas, cada día vemos más y más festejos. Así es parte de la condición humana.
Yo dije desde el principio: va a salir lo mejor o lo peor de cada uno y desgraciadamente, salió lo peor de muchos. Pocos ricos se enriquecieron más y millones de pobres empobrecieron más. Cada uno trato de sobrevivir, de conservar lo suyo a costa de cualquier precio. Así es la condición humana.
Se fueron algunos amigos y surgieron otros nuevos, pero las relaciones han continuado, son atorones o sobresaltos, algunas tersas y encantadoras. Diríamos: se quedaron los que se tenían que quedar.