Asumiendo la realidad inflacionaria

Alejandro Gómez Tamez
Maestro Alejandro Gómez Tamez, analista de Platino News

El pasado miércoles 15 de junio, el banco de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED), elevó drásticamente su tasa de interés a un rango entre 1.50% y 1.75% (para cumplir con las expectativas del mercado), además redujo de manera importante sus perspectivas de crecimiento y empleo para este año. Cabe señalar que la última vez que la Fed subió su tasa en 0.75 puntos porcentuales, tuvimos la ‘Crisis del Tequila’ y Bill Clinton y el FMI tuvieron que rescatar a México.

La reacción de los mercados tras el anuncio fue de relativa calma, observando ligeros incrementos en las bolsas de valores y en el caso de México, vimos que el peso se revaluó unos centavos respecto al dólar. Sin embargo, el jueves 16 fue caótico en los mercados y vimos como los principales índices bursátiles se desplomaron y el dólar se revaluó fuerte. Esta enorme volatilidad en los mercados se debe a que Wall Street no sabe lo que quiere. Por un lado le grita a la FED que haga algo contundente para controlar la inflación, pero por otro lado grita en pánico advirtiendo que con las alzas en la tasa de interés Estados Unidos caerá en recesión.

Esto no es nuevo. Cabe recordar que desde la última reunión del Comité de Mercado Abierto de la FED (FOMC por sus siglas en inglés) del 4 de mayo de este año, se desató el infierno en los mercados de capital (y en las economías) globales. Desde este espacio hemos dado cuenta de cómo ha comenzado a estallar la burbuja del todo. Los precios de las acciones de EE.UU. se han derrumbado (Nasdaq -31% y el S&P 500 -22.5% en lo que va de 2022), mientras que los rendimientos de los Bonos del Tesoro de EE.UU. se han disparado al alza (3.49% el bono a 10 años, lo que implica que su precio está cayendo). El oro ha bajado alrededor de un 3% desde el último FOMC, lo que refleja el aumento del 3% en el índice USDollar (pero hay que tener en cuenta que todo cambió después de la publicación del índice de precios al consumidor en EE.UU. el pasado 10 de junio).

Esto es lo que hizo la Reserva Federal el pasado 15 de junio:

·        La Fed elevó su tasa de referencia en 75 puntos base, el mayor aumento desde 1994, a un rango de 1.5% a 1.75%, en línea con las expectativas de los inversores y los economistas.

·        La decisión fue votada a favor por una abrumadora mayoría de 11 a 1, sólo la presidenta de la Fed de Kansas City, Esther George, disintió a favor de un aumento de 50 puntos base.

·        En su comunicado, el FOMC agregó una línea que dice que está “firmemente comprometido a devolver la inflación a su objetivo del 2%” y elimina el lenguaje anterior que decía que el FOMC “espera que la inflación regrese a su objetivo del 2% y que el mercado laboral se mantenga fuerte”.

·        Reitera el camino en la reducción de la hoja de su balance general, mismo que entró en vigor el 1 de junio, reduciendo su tenencia de bonos en $47.5 mil millones de dólares por mes y aumentando el ritmo de $95 mil millones a partir de septiembre

Las nuevas proyecciones muestran un fuerte aumento desde marzo, con la tasa objetivo de fondos federales incrementándose hasta 3.4% para fin de este año, lo que implica que el mercado espera incrementos de 1.75 puntos porcentuales adicionales en este año, y llegar a 3.8% en 2023, antes de caer a 3.4% en 2024. Cabe señalar que las previsiones anteriores de marzo de este año eran de una tasa de interés que estaría en 1.9% a finales de este año y del 2.8% en 2023 y 2024

Una cosa crucial a tener en cuenta es que 2024 será un año de gran incertidumbre (y no solo por las elecciones) ya que las expectativas de los miembros de la Fed para la tasa de interés van desde un mínimo de 2.0% hasta un máximo de 4.0% – el mayor diferencial en la historia del FOMC.

Además, las proyecciones económicas de la Fed mostraron que se esperaba una desaceleración económica estadounidense mucho más profunda, con un aumento de la tasa de desempleo del 3.7% a fines de 2022 al 4.1 % en 2024; mientras que las previsiones de crecimiento económico se redujeron al 1.7% para 2022 y 2023, desde el 2.8% y el 2.2% que se pronosticaba en marzo; Los funcionarios de la Fed todavía esperan que la inflación baje significativamente en 2023.

Después del anuncio por parte del FOMC, el análisis por parte de los medios de comunicación especializados estadounidenses, y por parte del mercado, es que la FED por fin sacó la bazuca antiinflacionaria con ese aumento de la tasa de 75 puntos, y no hay duda de que el presidente de la FED, Jerome Powell, tuvo notas retóricas agresivas en contra de la escalada de precios. Pero en el mensaje general la FED aún se parece más a un banco central que si bien se inclina más hacia la realidad de una inflación que debe controlar, se aprecia que aún no está convencido de que tiene que hacer todo lo posible para controlar los precios.

La realidad es que es difícil que las alzas en tasa de interés por parte de la FED ayuden poderosamente a controlar la inflación cuando ésta es causada por factores externos tales como los precios de la energía (en los últimos 12 meses en EE.UU. el precio del gas natural ha subido 130%, el aceite para calefacción 110.0% y la gasolina 78.0%), las disrupciones en las cadenas de suministros, la escalada en precios de alimentos, los cierres manufactureros en regiones de China, entre otros. Es verdad que hay un componente inflacionario derivado del excesivo gasto público en Estados Unidos, durante la pandemia, por lo que  las alzas en tasas de interés tendrán un efecto limitado en controlar la inflación en el corto plazo.

La falta de confianza en que la FED hará todo lo que esté en su poder para controlar la inflación resulta evidente al ver que el pronóstico medio de la propia FED es que la tasa de interés de los fondos federales aumente solo al 3.4% para fines de este año. Eso significa que los aumentos disminuirán durante el resto del 2022 y la FED predice un pico de solo 3.8% en 2023. La Fed está adelantando sus aumentos de tasas, pero aún no anticipa que tiene que llegar mucho más alto para vencer una inflación que llegó a 8.6% en mayo.

Es así que la gran pregunta es si llevar la tasa de interés a 3.4% a finales de este año, será suficiente para que la inflación regrese al objetivo de la FED del 2%. Tal vez si, pero mientras subsistan los problemas globales y a un  ritmo tan lento de alza en la tasa, el lograr el objetivo va a llevar mucho tiempo. El pronóstico de la FED para su medida preferida de inflación (el gasto de consumo personal o índice PCE) para finales de este año es ahora del 5.2%. Pero la inflación del PCE ha sido superior al 6% anual en los últimos meses, lo que significa que la inflación tendría que caer bruscamente durante los próximos seis meses para llegar al 5.2% anual. El pronóstico de la FED de que la inflación alcance el 2.6% en 2023 parece aún más improbable, a menos que haya una recesión. ¿Esto significa que el apretón monetario serás más agresivo? Tal vez.

Los bancos centrales generalmente son optimistas porque son formadores de opinión, lo que nos hace preguntarnos si en EE.UU. todavía piensan, en lo más profundo de sus modelos económicos, que la inflación es realmente “transitoria”. Como lo señalé líneas arriba, todo indica que si, que aún creen que la principal causa de la inflación radica en el virus chino del Covid-19, los problemas en las cadenas de suministro y la guerra de Ucrania; y que no es culpa de la irresponsable política monetaria que han tenido en los últimos dos años, por lo que desde su óptica la FED no tiene que hacer un ajuste monetario tan fuerte.

El pronóstico promedio de la Fed también es notablemente optimista para la economía, a pesar de los aumentos de tasas. Como ya lo señalé, el pronóstico prevé que la tasa de desempleo aumente a solo el 3.9% en 2023 desde el 3.6% actual, y que el crecimiento del PIB no caiga por debajo del 1.7%.

Esperamos que el Sr. Jerome Powell tenga razón en que la economía es “muy fuerte” y que el consumidor está en buena forma para salir adelante en un contexto de tasas de interés mucho más altas. No debemos olvidar que la economía estadounidense se contrajo 1.4% en el primer trimestre de este año, y el rastreador GDPNow de la Fed de Atlanta el pasado miércoles 15 redujo a cero su pronóstico de crecimiento para el segundo trimestre. Los consumidores golpeados por la inflación y los precios de la gasolina están incidiendo fuerte en sus gastos y esto se puede confirmar con la caída de las ventas minoristas durante mayo.

¡Carnicería!

Y pues en este contexto no está de más analizar que más allá de la posible recesión a la que se dirige Estados Unidos, y probablemente también nosotros en México, hay otro problema y es el de las burbujas de precios de activos que están estallando. Lo advertí desde el 15 de mayo en mi editorial “Crisis en los mercados financieros: comienza a estallar ´la burbuja de todo´” y la sangría en los mercados no ha cesado. Se han evaporado billones de dólares en riqueza, lo que afecta también las posibilidades de consumo, así como el ánimo de los mismos.

Para empezar, pues tenemos el caso de las criptomonedas que han sido arrastradas a la baja en medio de la búsqueda de los inversionistas de una disminución general del riesgo. La situación de las criptomonedas se agravó esta semana que concluye con los problemas sistémicos de Celsius y Binance de manera que Bitcoin alcanzó un precio por debajo de los $18,000 dólares, el más bajo desde diciembre de 2020…La capitalización total del criptomercado cayó por debajo de los 850 mil millones de dólares, casi 75% por debajo de los 3.2 billones de dólares que tenía a finales de 2021.

Desde la reunión  del FOMC de mayo, casi todas las clases de activos han sido golpeados, sobre todo conforme ha crecido la ansiedad por el mayor riesgo de eventos (antes del FOMC del 15 de junio) combinada con los datos técnicos de OpEx (vencimiento de opciones por un valor de 3.4 billones de dólares) y los temores de ‘fragmentación’ europea y todos los problemas geopolíticos y geoeconómicos que están frenando a los compradores a medida que el S&P cae en un mercado que ya está en una tendencia a la baja (bear market), mientras que el precio de más de dos terceras partes de las acciones de EE.UU. ya tienen un precio por debajo del que tenían justo antes de empezar la crisis del Covid-19.

Ahora la expectativa no es como en el pasado en el sentido de que durante el verano los inversionistas se ponían a analizar sus carteras y posiciones previo al calentamiento del mercado durante septiembre. Ahora no será así por los múltiples temblores fundamentales que amenazan con sacudir los mercados:

·        Inflación, inflación, inflación

·        Cadenas de Suministro, Covid y China

·        Europa y el BCE

·        Recesión/estanflación

·        Guerra

·        Endurecimiento de los bancos centrales

·        Restablecimientos de acciones y ganancias

·        Colapso del mercado de bonos

·        Restablecimiento del comercio global y desglobalización

·        Estados Unidos, el dólar y Trump

Las predicciones son de un tercer trimestre tormentoso: la tranquilidad de los mercados de los meses de julio y agosto será reemplazada por oleadas de escollos, de números malos y cielos tormentosos; mientras los mercados luchan contra el acelerado flujo de noticias negativas sobre la inflación, menores ganancias corporativas, mercados debilitados y, cada vez más, política tambaleante en la que el presidente estadounidense Joe Biden perderá su mayoría en el Congreso en las elecciones del mes de noviembre.

Las condiciones financieras se han endurecido y se seguirán endureciendo para todos. A las autoridades mexicanas de la Secretaría de Hacienda y del Banco de México les tocará lidiar  con este gran problema. De entrada ya sabemos que el Banxico elevará en 0.75 puntos porcentuales su tasa de interés objetivo para situarla en 7.75%, tal vez el aumento sea de un punto porcentual completo. Las condiciones crediticias se endurecerán en México a tal grado que podríamos ver la tasa objetivo entre 9.25% y 9.50% a fin de año. En GAEAP calculamos la tasa de interés implícita de los Cetes a 28 días para dentro de un año en 10.00%, así de grave se puede poner el tema de tasas de interés en nuestro país. Esperamos que las autoridades logren sortear las mayores presiones en finanzas públicas por las mayores tasas de interés, así como las que sin duda seguirá habiendo en materia de tipo de cambio. México no aguanta otra crisis económica.