“No es dónde, sino con quién”. Genaro Falen
“Cuando llegue el momento, el amor y la muerte caerán sobre nosotros, a pesar de que no tenemos ni indicio de cuando llegara ese momento. Sea cuando fuere, nos tomarán desprevenidos”. Zygmunt Bauman
“¡Ven! Vamos a enseñarle a la noche cómo se hacen las estrellas”.
Alix Bauer
“Cuando la locura es recíproca, el amor se vuelve extraordinario”.
Fredy Jiménez
“Lo mejor que el mundo tiene está en los muchos mundos que el mundo contiene, las distintas músicas de la vida, sus dolores y colores: las mil y una maneras de vivir y decir, creer y crear, comer, trabajar, bailar, jugar, amar, sufrir y celebrar”.
Eduardo Galeano
Las personas nos vamos descubriendo en tanto tomamos consciencia de nuestra historia personal y colectiva, entre ser uno y ser con los demás se van creando imágenes y representaciones de quienes vamos siendo, y de quienes vas creyendo que somos. Las posibilidades de conocernos a la perfección son un acto de fe, una ilusión discursiva para evadir y esconder todo lo que no sabemos y lo que no alcanzamos a ver sobre quienes somos en realidad, realidad por demás dinámica y efímera, Somos un holograma en movimiento.
Las metáforas nos ayudan a describir lo que vamos siendo, la manera en vamos integrando los sentidos, las emociones y los sentimientos que nos despierta la vida, la curiosidad, la experiencia cotidiana, la formas en que vamos integrando el mundo y las circunstancias en que nos toco vivir. Somos mar, inmensidad, olas, espuma.
Es cierto que tenemos la mayoría de todos y de todas los dispositivos sensoriales, las capacidades cognitivas y los recursos afectivos y emocionales para ir descifrando y codificando y decodificando la realidad desde el lenguaje, desde la posibilidad de percepción de la realidad y de las formas en que traducimos e interpretamos el cúmulo de experiencias, sensaciones y sentimientos a los que nos exponemos para intentar ser sujetos de razón y de emoción, para buscar dar sentido a lo inexplicable y lo inexorable que es la vida con todas sus manifestaciones y consecuencia. Somos piel y mente, somos cuerpo y alma, somos sombra y luz.
La literatura -novelas, fabulas, cuentos-, la música en todos sus géneros, la pintura y todas sus expresiones, la escultura, la danza y el baile, la poesía en todas sus manifestaciones y el cine con sus lenguajes -en los últimos 120 años-, con todas sus formas, y ahora las llamadas “series” han creado un sinfín de metáforas, que en estricto sentido nos sirven para mostrarnos a nosotros mismos, más allá de un espejo, con la crudeza de intentar revelar y describir las realidades humanas, pasando por la fantasía, la alegoría, la imaginación, la ciencia y la ficción y dando paso a su vez al drama, al sufrimiento, y a la memoria de la historia de una civilización que le queda mucho a deber a la ciencia, a la razón, a la filosofía y al pensamiento crítico. Somos caricia y ternura que envuelve y nos desenvuelve.
El arte ha sido entre otras cosas un vehículo propio de la cultura para llevarnos a intentar descifrar las razones de la existencia humana y a dar valor a lo que experimentamos desde las emociones y desde los afectos, a la par de los sentimientos que despierta y genera el vivir al estar en comunicación y en la realización de ser uno, una, con el otro, con los otros. Somos fugaces suspiros entre temblores de piernas y manos.
El amor, es este sentimiento, que fragua, crea, condensa, cristaliza, anima, inspira, decanta, provoca, impulsa, desarrolla la múltiples las posibilidades de ser uno mismo, -delirio, locura, desazón, tormento, obsesión, deseos-, y que va más allá de lo que han hecho de nosotros en la historia personal y que nos da la oportunidad de buscar ser nosotros mismos, siempre en relación a un otro, y a considerar en el amor, desde el amor a las personas que nos sienten y nos piensan. El amor es el vínculo humano más potente en lo real, lo imaginario y lo simbólico que nos permite ser y estar en el mundo. Somos una ilusión con estrellas y lunas llenas.
Es en el amor, como condición y atributo único de los seres humanos, en donde hemos construido las metáforas más hermosas, más sublimes, más creativas, más sensibles y seductoras, que nos han llevado al éxtasis y paroxismo, y que solo desde y para el amor nos permitimos sentir. Somos frágil y fugaz gozo.
En el ciberespacio de las redes sociales circula un texto anónimo al que le sustituido una palabra…que espero de cuenta de la metáfora del amor, que es tan importante recuperar, recrear, crear y sobre todo sentir en estos tiempos que corren:
“Amor es un abrazo, unos ojos llenos de vida… amor es verte sonreír, amor es correr por un campo de amapolas, amor es un beso, amor es observar con alguien las estrellas, amor es llorar en el hombro de un amigo, amor es el duende del latido de tu corazón, amor es observar el amanecer, amor es cada momento vivido, cada momento… por estúpido que sea, amor es lo que nos hace sentir que la vida tiene algo, algo más que nos da fuerza en los momentos difíciles, que nos hace querer más, querer vivir, vivir un segundo más, un minuto, un día, un año, un década, un milenio más…, querer un abrazo más, una sonrisa más, un suspiro más, un rato más, un beso más… amor es la chispa que nos enciende y nos hace pensar que mereció la pena ese rato más en el mundo”.