León Guanajuato a 30 de junio de 2021.-Para un sector de la sociedad el priísta Peña Nieto es un traidor, porque entregó el poder a Morena. Aseguran que pactó con el eterno líder de la oposición: lanzó a un aspirante “intachable” pero al mismo tiempo a un pésimo candidato. A cambio pidió no ir a la cárcel.
José Antonio Meade fue un robot, porque una cosa es dictar conferencias en el Club de Industriales, y otra muy distinta solicitar el voto durante una concentración en un municipio de Guerrero donde no conocen la energía eléctrica, los centros de salud y todos están desnutridos.
Para otro sector de la sociedad es un demócrata que no intentó un fraude electoral, que hubiera provocada algo muy similar a una guerra civil. Aseguran que entendió que la alta corrupción y la ineficiencia gubernamental que representaba, eran proporcionales al hartazgo de la sociedad.
El mexiquense sabía años antes de dejar el poder que no tenía posibilidad de triunfo ningún personaje de su partido, ni nadie de Acción Nacional, y que el movimiento encabezado por López Obrador ya nadie lo podría detener.
Pero en las pasadas elecciones intermedias, donde estuvieron en juego 15 gubernaturas, algunos titulares de ejecutivos locales se dividieron entre demócratas y resignados, y los que aventaron toda la carne al asador para que ganara su “delfín”. Estos últimos deben estar muy nerviosos.
Se pueden sentir satisfechos Francisco Domínguez Servién, Javier Corral y Jaime Bonilla Valdez. Ellos entregarán las llaves de su oficina y la chequera a correligionarios. Deben estar muy tranquilos.
Pero, ¿qué hay de los 12 gobernadores derrotados? Unos deben estar ya preparando su salida, con la tranquilidad del deber cumplido, y sabedores de que por más que busquen, nada encontrarán. Y si algún cercano colaborador se va a la cárcel, será su merecido por incumplir la instrucción de honestidad. Es el caso de Claudia Pavlovich.
Pero ¿estará nervioso Marco Antonio Mena Rodríguez, gobernador perdedor en Tlaxcala? Seguro que sí.
Y si no, que alguien le avise que Lorena Cuéllar tiene un mandato expresado en las urnas: acabar con la corrupción, y la reparación del daño después de tanto saqueo.
La ex presidenta municipal de Tlaxcala, ex diputada local y federal, ex senadora y ex Coordinadora Estatal de los Programas de Desarrollo de la entidad conoce perfectamente el actuar de Mena y sus cercanos. Por eso, en su toma de posesión expresará que lo suyo no es la venganza, pero tampoco el olvido. Ordenará que se audite toda la administración del tricolor saliente.
El gobernador derrotado metió las manos en las elecciones, e hizo todo lo posible para que ganara su “gallina”. Pero Anabell Ávalos Zempoalteca, por más infraestructura, dinero, apoyos estatales y negociaciones con sindicatos, empresarios y organizaciones no pudo. La morenista ganó con más de 11 puntos de diferencia.
Y es obvio, porque en este espacio lo hemos dejado muy claro: en las elecciones no únicamente se escoge a las autoridades o representantes populares, sino que también se califica a los gobiernos salientes: Mena fue reprobado en las urnas.
A este reportero no le extrañará nada si Marco Mena, en los próximos días se convierte en prófugo de la justicia, o entra a la cárcel. Eso lo descubriremos en los primeros días de gobierno de Cuéllar, que por cierto se sabe bien las mañas del PRI, ya que ahí inició su carrera. ¿Habrá negociado impunidad? ¿Le dará la espalda a su electorado?
Con Valor y Con Verdad.-El 23 de julio de 2016 le solicité una entrevista al gobernador derrotado. Marco Mena me respondió 4 días después que con “todo gusto.” Dice que le dio la instrucción a un tal Carlos Villanueva para que coordinara el encuentro periodístico. Obviamente nunca se dio la charla frente a la cámaras y micrófonos, ni pudimos redactar sus principales respuestas en los diarios y portales. En múltiples ocasiones le recordé al primer mandatario local perdedor de la entrevista pendiente, pero su miedo a responder un cuestionario mental de un periodista que no estuviera en su nómina, imposibilitó el encuentro.
Desde aquí invito a la gobernadora electa de Tlaxcala, Lorena Cuéllar a una entrevista. Ojalá que sea diametralmente distinta a Mena.