Han transcurrido ya casi tres años de dos acciones, programas o estrategias, como gusten denominarlos, emprendidos por la alcaldesa Alejandra Gutiérrez; una en la que debido a la gravedad de las consecuencias (daños, lesiones y hasta homicidios) propuso con el Ayuntamiento fuera un delito autónomo o se agravara la sanción, me refiero a tripular autos en estado de ebriedad, nada mas que de acuerdo a la técnica-jurídico penal esa propuesta no es posible, pero los jueces sí pueden normar su criterio, restringiendo la libertad del infractor y es lo que se ha venido aplicando ante tantas desgracias. Y en cuanto a la sola infracción, con arrestos hasta por 36 horas inconmutables, además de la multa.
Otra parte de los esfuerzos de Alejandra Gutiérrez, se dirigió hacia la aplicación de los operativos del alcoholímetro, y del cambio en la normatividad para la permisión de la cantidad de alcohol ingerido, la cual se redujo aún más.
Hubo protestas de varios sectores de la población, incluyendo a los consumidores, porque la permisión sólo abarcaba la ingestión equivalente a dos cervezas, a una copa y media de vino y a una porción de cualquier licor.
Con la colaboración de los restauranteros (quizá los más afectados) se facilitaron medidas para ayudar a los clientes con acompañamientos a sus domicilios; cuidado de sus vehículos estacionados y el uso agilizado de servicios de taxi, para quien percibiera que se hubiera excedido de copas. Y así ya ha pasado un buen periodo.
Por otra parte, también se implementó el plan de detección de velocidad, mediante tecnología de punta, con cámaras y en tramos diversos de las calles, avenidas y bulevares en la zona urbana de la ciudad.
Seguramente nuestra alcaldesa lo hizo previo estudio y detección de puntos álgidos de estadísticas de accidente y con visorías periódicas, donde intervinieron las áreas de Protección Civil, de Prevención del Delito, y obviamente de Movilidad e Ingeniería Vial, así como Seguridad Pública.
Así, se fijaron los límites de velocidad de diversa dimensión y con avisos previos de los lugares con los detectores, invitando a reducir y respetar la velocidad permitida. Obviamente en caso de infracción de los límites, con todas estas advertencias preventivas, se aplican multas fuertes.
Esta acción fue una de las más criticadas contra Alejandra y su administración; que si la medida sólo era recaudatoria por los niveles de multas que se generaban, que si sólo era un montaje escénico para simular firmeza en la aplicación del Reglamento de Tránsito, que si a “los cuates o amigos”, se les perdonaba, etc.
Inclusive se promovieron varios despachos de abogados ofreciendo sus servicios de defensa mediante amparos o de juicios administrativos, pero habría que pagarles honorarios.
Con el tiempo hemos observado como las protestas y críticas han disminuido hasta casi desaparecer, las multas se redujeron considerablemente, conmutándose por trabajos a la comunidad y otras medidas de carácter social; y en mis trayectos cotidianos en la ciudad, sobre todo por el libramiento Morelos y el Boulevard Insurgentes, veo como los conductores nos ajustamos al límite de velocidad, ante la cercanía del punto de detección y de las cámaras.
Estoy seguro y cierto que las medidas han funcionado; era cuestión de educación y hábitos de los conductores quienes ahora ya respetamos esas velocidades que nos dan seguridad, pues en estas dos vialidades que mencioné, sólo a guisa de ejemplos, llegábamos a ver antes vehículos a más de 100 km/h y con cierta frecuencia hubo accidentes letales.
Sería muy conveniente se preparara y difundiera un estudio de las nuevas estadísticas comparativas de accidentes de hace tres años con las de ahora y notar la diferencia, en Presidencia Municipal hay un buen elemento, como el licenciado Moisés Herrera, experto en Prevención del Delito.
Y, por último, Alejandra superó esas incidencias para bienestar de los leoneses, persistiendo, insistiendo y no dejándose abatir por las críticas y ataques que recibe por varios flancos. Bien por ella y su equipo de trabajo.
