León Guanajuato a 3 de julio de 2021.- A poca distancia de la Acrópolis se levanta una colina rocosa sobre la ciudad de Atenas Grecia, este lugar era conocido como PNYX y era punto de reunión de los Atenienses entre los siglos IV y VI A. C. para discutir los temas de la ciudad, una planicie con una forma circular que podía albergar a más de 20,000 personas y cuyas asambleas requerían de un mínimo de 6,000 ciudadanos para ser validas, este es el antecedente más remoto de la democracia y la forma más pura del asambleísmo, todos podían expresar su opinión y deliberar las propuestas más relevantes siendo avaladas o rechazadas en el mismo momento.
El próximo 01 de Agosto se desahogara la primer consulta popular en la historia de nuestro país, con esto México saldrá del deshonroso grupo de países rezagados que integraba junto a República Dominicana, Honduras, Salvador y Nicaragua como los únicos países de Latinoamérica que nunca han llevado a cabo ejercicios de democracia directa y participativa como lo son las consultas y referéndums.
Muchos han criticado esta iniciativa señalando la intrascendencia de su objetivo y llevándolo hasta a la alarmante posibilidad de que sea uno de los primeros pasos hacia la dictadura que tanto se teme desde la visión neoliberal, pero en verdad ¿Es tan mala idea hacer una consulta popular?, ¿Desde cuándo la posibilidad de formar parte de la decisión es una amenaza y no un beneficio para todos?
Lo que en realidad está en contraste es la evolución de México que pasaría de una Democracia Representativa a una Democracia Directa, significa un avance más en la juventud de nuestra sociedad que está dando sus primeros pasos en el empoderamiento ciudadano real y efectivo, superando así la ficción de la representación con la que siempre se ha administrado nuestra historia.
El mito de la democracia representativa
Uno de los argumentos centrales de la democracia representativa es que resulta imposible que todos opinemos de todo y en todo momento, que resulta necesario nombrar representantes a los que les cedamos nuestra representación ciudadana y que a nuestro nombre tomen las mejores decisiones de nuestra sociedad, durante años se ha alimentado el mito de que estos “profesionales de la política” se preparan, argumentan y deciden con basamentos técnicos la trascendencia social de los asuntos públicos.
También que sería imposible darle decisión directa a todos en un país, por alguna razón dimos por sentado que es imposible desahogar una decisión de cerca de 100 millones de Mexicanos y que 500 de nuestros representantes bien podrían ponerse de acuerdo sin polarizaciones y sin intereses creados (como si en realidad esto siempre fuera así).
Cierto es que a principios de nuestra formación como país era tal vez la única forma de alcanzar medianamente una organización colectiva, al final de cuentas ni México es Atenas, ni existían mecanismos eficientes para desahogar la decisión de todos.
Hoy los avances tecnológicos y la evolución de una ciudadanía cada vez más informada nos demuestran que ya no resulta tan lejano el momento en que todos podamos tomar las decisiones de manera colectiva y directa
Democracia directa en todo el mundo.
Hay quien en la descalificación de la consulta ha querido interpretarla como un síntoma inequívoco de un totalitarismo de izquierda y tercermundista que se asoma por debajo de la verdadera intención del Presidente Andrés Manuel y su cuarta transformación, no debiera de entenderse así, se trata en todo caso de un México que está evolucionando hacia mecanismos novedosos de participación ciudadana y si bien es comprensible la resistencia al cambio, los señalamientos hacen recordar a aquellas visiones retrogradas que adivinaban en el reconocimiento del voto a la mujer o en las alternancias graves amenazas a la estabilidad de una nación y para entenderlo a cabalidad hace falta despejar un par de argumentos falaces con los que se trata de estigmatizar a la consulta popular:
X Las consultas y referéndums son herramientas de las dictaduras
Todo lo contrario, fue gracias a estos instrumentos que Uruguay pudo liberarse del régimen militar en 1980, así como lo hizo Chile en 1988 que le dio el “NO” a la continuidad del régimen de terror instaurado por Augusto Pinochet, incluso fue gracias a consultas populares (previstas en la constitución) que se evitó la reelección de Evo Morales en el pasado reciente; Fueron estas las que permitieron la transición de Francia en sus distintas Republicas.
Las Consultas Populares (o referéndums) suelen enmarcar momentos de quiebre histórico que bien anuncian la llegada de una nueva era, tal y como la que pretende quedar de manifiesto el enjuiciar a Expresidentes en México.
X Las consultas populares son tercermundistas y de regímenes totalitarios.
Nada más falso que eso, de hecho democracias mucho más avanzadas que la nuestra cuentan a lo largo de su historia con estas herramientas de participación directa, tal es el caso de Canadá que en 1988 sujeto a referéndum la ratificación del Acuerdo de Libre Comercio, o Estados Unidos en donde 39 de sus Estados prevén los referéndums para la aprobación de modificaciones constitucionales, Suiza es el país que más consultas hace al año llegan a votar hasta 30 veces, fue precisamente en un referéndum que el 77% de la población rechazo la sede de los juegos olímpicos de invierno.
Italia, Francia, Bélgica y Portugal han dirimido por este medio infinidad de temas que van desde los urbanísticos, de infraestructura y hasta los económicos, sin olvidar el gran revés que significo el #Brexit para Inglaterra en su permanencia en la Unión Europea;
“La ley no se consulta se aplica” ha sido uno de los argumentos más socorridos para denostar la tibieza de llevar los temas a consulta, ¿Qué le diríamos entonces a estas sociedades que han tenido el cuidado de tomar en cuenta a su ciudadanía? ¿Por qué nuestra opinión no es importante en la acciones que va a emprender nuestro gobierno? sin que ello obvie el mandato que se da cuando se elige a la autoridades.
Frederick Clerk Presidente de Sudáfrica en 1992 sometió a plebiscito terminar con el sistema separatista conocido como APARTHEID que dividía a los blancos de los negros durante los últimos 44 años. ¿Tenía necesidad? ¿Por qué simplemente no aplico la ley? Esta decisión le permitió transitar de una forma no violenta un conflicto social con respaldo y legitimación, incluso entre los blancos que decidieron dejar atrás décadas de odio enmarcado en una herencia de discriminación.
¿Qué hubiera sucedido si Carlos Salinas sometiera a consulta la apertura comercial del país en su gestión?
¿Qué hubiese pasado si Zedillo nos pregunta por el endeudamiento con el FOBAPROA?
¿Fox podría haber resuelto con plebiscito y dialogo el conflicto en Atenco y no con represión?
¿Felipe Calderón hubiese ganado legitimidad si nos hubiera consultado la lucha contra el narcotráfico?
¿Peña Nieto debió de preguntarle al pueblo si apoyaba las llamadas reformas estructurales?
Reza la máxima conservadora “el que obedece no se equivoca” y ha llegado el momento de transformarla a “el que pregunta no se equivoca”, estoy seguro que en algunos de esos cuestionamientos la sociedad de aquel entonces los hubiese apoyado y acompañado en la decisión, a juicio de parecer lo correcto en ese momento histórico; Irónicamente lo único cierto hoy es que las decisiones políticas de todos los Ex Presidentes no serían sujetas a esclarecerse si hubiesen contado con el aval y legitimación del pueblo por medio de una consulta o plebiscito.
Independientemente del resultado y de lo útil o no de esta consulta en particular, yo si quiero participar y quiero que me involucren en tantas decisiones como se pueda, ya sea por demagogia, legitimación política, quiebre histórico o bien el inicio de una nueva etapa de nuestra historia debemos de participar, a favor o en contra según se prefiera, pero lo verdaderamente importante es no dejar de acudir a la democracia como forma de vida.