A estas alturas si hemos de vivir…

Doctor Arturo Mora Alva, investigador, escritor, académico y columnista Platino News

“Cada uno da lo que recibe,Luego recibe lo que da

Nada es más simple

No hay otra norma

Nada se pierde

Todo se transforma.”

Jorge Drexler

Las preguntas sobre la existencia y la permanencia de cada uno, de cada una llegan en diversos momentos de la vida. La forma en que nos preguntamos cuando niños poco tienen que ver con la manera que lo hicimos en la adolescencia. Interrogarnos cuando jóvenes es algo que tiene su dosis de desafió y cuando somos mediamente adultos las preguntas son otras y las repuesta son diferentes. Para una buena neurótica, para un buen neurótico que se preguntan todo el tiempo las respuestas no alcanzan nunca.

En la adultez y en la llamada tercera edad las preguntas se pueden formular con una perspectiva y con el tiempo a contra reloj. Las verdades que se revelan ante los ojos a veces cansados y otras veces llenos de lagrimas nos revelan ciertas crudezas, ciertos aprendizajes y ciertos duelos que aún no acaban y donde la presencia de las ausencias nos toma de sorpresa. Pero también es la oportunidad de dar una ponderación a lo vivido, que puede sonar a evaluación y que al final de cuentas es darse cuenta que también el hacer el balance es parte de la vida, y que por más que queramos, no tiene reembolso, ni medias tintas, ni arrepentimiento que valga. Lo hecho, hecho esta.

El reto existencial es sabernos conscientes de lo vivido, de haber vivido con pasión, amor, plenitud, integridad y dignidad aún pese a los errores, pifias, falseades, decisiones impulsivas, equivocaciones, malas elecciones, incluido el rencor, el odio, la insatisfacción, la decepción, la desesperanza y el abandono.

Carlos Skliar, escribió un breve texto, que tomo como guion para explorar lo que me dicen sus palabras. El texto de él esta en cursiva y negritas.

“A esta altura deberíamos haber aprendido ciertas cosas esenciales. A saber:

  • Que la infancia no es una edad sino un juego para no pensar siempre en la muerte.

Hoy tengo la buena fortuna de tener dos nietas, una de cada uno de mis hijos. Una cumplirá un año en un mes, la otra 5 en tres meses y medio. Cada una desde su llegada a mi vida ha puesto el presente como horizonte con ellas, el día a día, aunque no las veo todo el tiempo, me pone la esperanza de un mundo mejor, la posibilidad de poder brindar un soporte para que puedan llegar a ser mujeres libres, plenas, sanas, seguras, que puedan amar y ser amadas y que por ahora disfruten del juego, de la ilusión, de su manera de descubrir el mundo y de apropiárselo desde su infancia. La muerte se diluye y me compromete con la vida, para dar testimonio de lo que implica jugar a vivir en serio.

  • Que nunca sabremos cuál es la frase con la que se recordará nuestra vida.

Esto de pensar en lo epitafios podría ser una tarea banal, pero no, se trata de trascender, se trata de dejar huella, de hacer que la inminente muerte se vaya de largo ante un recuerdo de alguien, viviremos en la representación de alguien por fugaz que sea el momento de paz, de felicidad, de completud, unión, de serenidad, de tranquilidad, de amor, de amistad encontrado. No hay epitafio que valga escrito por uno mismo. Lo importante será tener la certeza de que, si algo pudimos hacer bien para alguien, sé que la frase con la me recordarán la pondrán las personas en su memoria y en su corazón. Con eso basta.

  • Que mirar no es para juzgar sino para acariciar.

Lo más humano es tener la humildad para sabernos incompletos, contradictorios, ambiguos, imperfectos, falibles, en falta. Mirar para entender, mirar para comprender lo distinto, lo diferente, lo que no es mi pensamiento, implica tolerar, aceptar y reconocer. Mirar es observar para abrir la mente, el corazón. Nada tan urgente en estos tiempos para mirar con amor, con respeto, con compasión, la empatía es mirarnos como iguales y reconocernos como diferentes, únicos e irrepetibles, pero solidariamente idénticos como seres humanos. Mirar también es escuchar.

  • Que una palabra y otra palabra y otra palabra no componen la verdad sino una persistente duda.

Son tiempos en donde la verdad dejo de ser una sola respuesta. La cultura global nos vino a reafirmar lo que ya sabíamos, todos y todas asumen verdades parciales y explicaciones del mundo y de la vida desde la latitud y altitud en la que nos toco nacer y vivir. Sin embargo, la palabra, una tras otra, nos da la oportunidad para el diálogo, para interiorización de quienes somos y vamos siendo con relación al otro, a los otros. Que somos emociones que se piensan, que somos pensamientos que se sienten y que encuentran en el lenguaje y en las palabras las posibilidades de hacer de la duda, de la curiosidad, del asombro la oportunidad de renunciar a los fanatismos, de hacer valer ideas y valores que nos pueden ayudar con configurar una ética mundial y dar una oportunidad a la paz y a la igualdad con justicia social.

  • Que la tierra gira, que el amor la detiene y la tristeza retrasa los días.

Nada como la experiencia del amor, nada como amar lo que haces, sentir en carne viva el gusto por sentir que eres una persona que ama y que sin una reciprocidad se pueda ser amada, amado. El amor en una emoción y también es un sentimiento, es una ilusión y es una realidad, es química y bioquímica que se inscribe en proceso metabólico, que altera, sublima, desquicia a veces hasta el delirio a las personas que experimentan el amor. El amor se acaba, se agota, se seca, y es cuando emerge esta la posibilidad de la voluntad, del deseo, de la libertad. Amor y desamor son una diada que ha movido al mundo y nos ha llevado a los momentos más sublimes y a tener los momentos más desoladores, pero también, a reivindicar que la inteligencia humana no se hubiera desarrollado sin amor.

  • Que la presencia de una niña o de un niño abre el relato de una historia interminable.

Como nunca el escenario del colapso ambiental se presenta como premonición de un holocausto. No hay tiempo por la expiación de culpas. El modelo desarrollo capitalista y los intereses de unos pocos desde la modernidad hasta hoy muestran que las predicciones no hacen sino confirmar que el egoísmo de eso pocos es más importante que la sobrevivencia de la especie, del planeta en su totalidad, la barbarie se anuncia como inevitable. Los avances científicos y ahora la Inteligencia Artificial están para usarse con inteligencia humana, con prudencia necesaria y con la audacia para frenar el modelo vigente de explotación de la naturaleza y de las personas. Pensar y sentir el presente de las infancias es condición necesaria para imaginar un mundo mejor, para crear una utopía que permita a las niñas y a los niños tener el derecho a existir y que se han protagonistas de sus propias historias y deseos.

  • Que el mundo no es de nadie y es de cualquiera.

No se ha querido entender que el mundo es todos y todas. Cada ser humano tiene dignidad y derechos. Las tierras, el agua, el aire, la naturaleza nos pertenecen por el simple hecho de ser personas. Las fronteras, las patentes, los derechos de autor, la propiedad intelectual, son propiedad de todas y todos. Los descubrimientos, los inventos, lo conocimientos, la tecnología, la ciencia son un producto social, son un saber acumulado que debe ser distribuido y usado para el bienestar de toda la humanidad. La estructura social se fincó en una serie de aberraciones del uso poder y de las ideologías. Nada sostiene moralmente y racionalmente la acumulación de la riqueza existente.

  • Y que todo lo que arde, grita y sueña todavía está con vida.

A estas alturas si hemos de vivir ojalá sea como invita Lucero Jazz:

Si hemos de vivir,

vivamos bien,

seamos felices,

busquemos luz

y salgamos de las sombras,

salvemos al mundo

con una sonrisa,

a veces es todo

lo que necesitas,

levantemos el tiempo

pongamos fecha

a nuestros sueños,

hagamos castillos

que no sean de arena,

creemos sueños,

y cumplamos metas,

dejemos de cumplir años,

porque los años no valen,

si no has sabido vivir una vida plena.

 

Sal, camina descalza

baila bajo la lluvia,

encuentra razones

para brillar, no importa

si te opaca la niebla,

se libre llora,

ríe, canta, descansa,

pero nunca digas

que no puedes,

tú vive y has que la vida

valga la pena…