León, entre infierno y gloria con una hinchada siempre fiel

Los únicos fieles en el devaneo del Club León, son sus hinchas, quienes siempre han estado ahí. Foto de @armasmario

León, Gto.- Pasó una década para su ascenso y más de 20 años en levantar su copa del sexto título. León, el mítico club nacido en agosto de 1944  que tocó fondo -al grado de ser vendido como cascajo- hoy refrenda lo que José Alfredo Jiménez quien fue portero suplente en sus filas: aquí se apuesta la vida.

Fue en junio de 199 cuando la hinchada fiera se manifestó en el primer cuadro de la ciudad en defensa de su club. Entonces se dijo que se vendería al mejor postor. Hoy quien fuera el redentor pasó a ser el villano: Roberto Zermeño.

Lejos quedó aquel año 2001 cuando el empresario mexico-argentino, Carlos Ahumada, compró la franquicia. Colores, estadio y plantel, todo en remate cual si fuera producto de segunda mano. Habían pasado ya las polémicas de Valente Aguirre y Roberto Zermeño quien ha demostrado que, lo suyo, es la paciencia, constancia y perseverancia.

De pisar la cárcel y ser personaje nongrato en las filas de la fiera, hoy es el flamante propietario del predio donde se levanta la Guarida de la Fiera.

Con Ahumada Kurtz el Club León acarició el ascenso. La gansa de los huevos de oro que en el último suspiro apretaba,  se aferraba a la segunda división aunque con estadio lleno. Litros y litros de cerveza, publicidad que tapizaba el uniforme y, era tanta la opulencia, que en cada partido del León en la Segunda, se rifaba un auto.

 

El estadio en disputa, los intereses llegaron, los dueños se fueron… los fanáticos siempre ahí.

LA OTRA GAMBETA

Páginas de diarios reflejaron la otra gambeta, la que se escribió fuera de cancha. Un polígono de 10 mil metros junto a estadio mundialista. La nueva manzana de la discordia. La disputa entre empresarios y ciudad.

Mientras, la hinchada seguía comprando entradas, las playeras. Seguían abarrotando las cantinas que transmitían los pasos del León y, hasta compraban una revista exclusiva del León. Los talleres tapizados con los póster de las estrellas y, esa afición que siempre estuvo ahí. Mientras se jugaba con el estadio y el club entre lo político, empresarial y lo antideportivo.

La pugna legal por el León siguió fuera de cancha entre Roberto Zermeño y Carlos Ahumada. En abril de 2004 el Servicio de Administración Tributaria y Enajenaciones de Bienes de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, presentó como administrador del Club al empresario leonés Adolfo Rezza Sanmartin.

El limbo del club, la casa del histórico Cinco Copas y escenario de la copa Mundial FIFA 1986, estaba en el limbo. Administrada por la burocracia federal, por la misma oficina que administra los bienes de nadie.

Pero los estadios llenos, eran muestra de la esperanza.

Carlos Ahumada Kurtz

El club seguía en su mal momento. En 2005 el aficionado vivía de glorias pasadas, pero los empresarios del deporte veían algo más en la plaza. Ese fue el año que llegó Grupo Pegaso, otra vez, a un club hecho trizas.

El hermano menor del Atlante llegó con una esperanza de ascenso. Los hermanos García eran los nuevos héroes de la película. Atrás había quedado el hombre de la ciudad, con quien gustaban tomarse fotografías medio mundo por su posición de poder. Olía bien, decían quienes estaban cerca de Ahumada, aunque la verdad, sus negocios siempre olieron mal.

El fantasma de Roberto Zermeño circundaba el polígono de 10 mil metros y el Estadio León. La construcción de un complejo cultural y de negocios, se había tragado al viejo estadio León, el mismo que no tenía siquiera baños dignos ni unas butacas decentes. Eso sí, aún en segunda, seguía lleno el estadio con una fanaticada fiel.

¡YA MERITO!, PERO NO SE PUDO

En el 2008 y tras perder la final de ascenso, Pegaso hace otra transacción a empresarios cuya fortuna, ahora sí, daba la esperanza para que mejorara el club. Los hermanos Batarse llegaron ya, y con ellos la marca B Hermanos.

Espectacular fue su presentación como la publicidad que los envolvió. Hubo buen manejo de medios, se reactivó un programa de televisión para La Fiera, se remodeló el estadio, se armó la lencería para seducir a los fanáticos.

Se presumió la inversión millonaria y se estableció una especie de halo poderoso en el entorno del Club León. La nómina más abultada de la Segunda División. El plan de un salón de la fama, la renovación de las oficinas. La parafernalia, pues, que dio razón a Jorge Ibargüengoitia: confuso era lo grandote con lo grandioso.

Pero no alcanzó… ni ascenso ni nada. Los únicos fieles en el proyecto fueron los seguidores.

En el 2010 como venta de garaje, Grupo Pachuca compró al Club León. Abraham Batarse podía irse, ahora sí, como artista o cantante. Otro cambio de directiva, otro cambio de planes, otro cambio de estilos, otro cambio de estrellas, pero la afición siempre estuvo ahí. Como Roberto Zermeño, desde el escritorio y en los juzgados

Celebración por el ascenso de León en la Calzada de los Héroes. Foto: @martindiegomx

Para el 2012 León logró el ascenso. La llegada de un grande a las grandes ligas del balompié. Regresó a su lugar que ganó un 20 de agosto de 1944 al ingresar a la liga mayor, a jugar en el máximo circuito, la emoción fue tal, como si fuera aquel partido en el Estadio Patria contra el Atlante.

Siempre estuvo ahí la afición. Siempre religiosa, siempre en su templo del futbol. En una rendija, Roberto Zermeño esperaba, aguantaba, aguardaba.

SEIS VECES CAMPEÓN… SEIS

El primer campeonato (1947-1948) se vivió entre música del Trío Calavera, el estreno de Los Tres García con el inmortal Pedro Infante. Se vivió en una ciudad en la que resonaban los ecos de la posguerra. Del bloqueo a Berlín, del plan Marshall. En León se manifestaban contra la compañía de Luz y se funda la Canacintra.

El segundo campeonato (1948-1949) llegó con la pavimentación de concreto de la Calle Madero. La modernidad y la visita del Presidente Miguel Alemán para inaugurar obras de concreto en la ciudad. Un segundo campeonato con ecos de Matilde Sánchez y en el cine La Oveja Negra. Un bicampeonato que logró José María Casullo.

Un tercer título (1951-1952) llegó cuando un primer censo informó de 25 fábricas grandes de calzado y unos mil 500 talleres que empleaban a 22 mil obreros para una producción diaria de 300 mil pares de calzado. Eran los años de vida del Circulo Leones Mutualista. Los años de la televisión mexicana. Eran tiempos del nacimiento del Periódico Noticias y del cincuentenario de la coronación de la Virgen de la Luz. Año de la boda del paisano Jorge Negrete y la Doña, María Félix. El entrenador era Antonio López Herranz y Antonio Carbajal se estrenaba en la portería.

Para la jornada 1955-1956 llegó el cuarto título del León. Un partido que se jugó en la ciudad de México frente al Oro quien cayó ante la escuadra comandada por López Herranz por 4 goles a 2. Tres goles fueron anotados por Mateo de la Tijera y otro más por Marcos Aurelio. El 25 de marzo de 1956, añadió León su cuarta estrella y obtendría también el título de Campeón de Campeones al derrotar a Toluca, entonces campeón de copa.

Carlos Ahumada y Roberto Zermeño.

La quinta estrella de León se labró con Víctor Manuel Vicetich como entrenador (1991-1992). La turbulencia del descenso manchó el uniforme verdiblanco del León. Tiempos de gloria, de Milton Queiroz Tita cuyos 16 goles en ese tornero fueron todos ellos una “oda el fútbol”, diría el comentarista deportivo Ángel Fernández. Fue una final contra Puebla que se disputó el 7 de junio del ’92. Con marcado de 0-0 llegaron los tiempos extras para que, con gol de Carlos Turrubiates y autogol de Aurelio Rivera, León afianzara su quinto campeonato.

Pasaron 13 años que no fueron los de la mala suerte. Fueron 13 años de acariciar victorias, sufrir derrotas, estar en la gloria, en el infierno, en el cielo y en el suelo. De ser un equipo estelar, hasta ser rematado como cascajo. De ser un equipo con su hinchada fiel, como fiel es una fiera. Esta vez, días después del campeonato, desfiló un León, cuya afición mereció tuvo más derecho de alzar la copa y no como lo hicieron los oportunistas.

El glorioso León hoy ya no vive del recuerdo, vive una gloria que deberá compartir y agradecer a una de las aficiones más leales y entregadas de México: la de este bonito León, Guanajuato. Donde se apuesta la vida, y se respeta a quien gana. León, seis veces campeón del Futbol mexicano.